LA CAJA DE CAMBIOS

Algunos de vosotros recordareis a Zipi y Zape, aquellos dos hermanos mellizos, uno rubio y otro moreno. En el final de cada historia, siempre salia a relucir una promesa de D.Pantunflo Zapatilla, padre de las criaturas de comprarles una bici a ambos, para lo que, por cada "buena" accion que realizaban, les premiaba, ora con el manillar, otrora con una rueda, y así los mantenia en vilo hasta completar la ansiada bicicleta o retirarles alguna de las piezas ya concedidas, cosa que solía pasar a menudo, dado el caracter tremebundo y gamberril de los crios.

Para mí, que ya tengo bici, y no quiero cambiar de coche (bueno, si que quiero, pero no me llega, no me llega) la promesa es bien diferente, y tras la debida reflexion vacacional, me he prometido a mi mismo cambiar algunas cosas de mi vida y por ello, es practicamente seguro que vuelva a ser universitario, justo 20 años despues de la primera vez. Veremos a ver como termina esto.

Como primera medida y buena accion, he decicido modificar los horarios de entrenamiento, por lo que llevo ya dos dias saliendo a correr a las 6 de la mañana, durante 65 minutillos cada día.

Si, no es un error tipografico. Las 6.

 El cuerpo comienza a acostrumbrarse. No es infrecuente que me levante a semejante hora y me ponga a currar, pues son las dos horas que mas me cunden (a las 8 hay que sacar a Ron).

Mi cuerpo - el muy mamonazo - ya se barruntaba algo así como que el tiempo no me iba a sobrar a partir de septiembre y me ha hecho leer durante esta semana playera como una bestia. Me he calzado tres libros y pico en esta semana, aunque como veis en la foto, he sacado tiempo para correr y comenzar la puesta en carga de las piernas, que las tengo, amen de peludas, un poco atontás.

Como si mi vida fuese un coche, he decidido trocearla y ir renovando las piezas poco a poco. Empezaremos por la caja de cambios (jodo, que de chistes facilones) y seguiremos por todo lo demas.