Mas de dos meses sin correr.
No tengo excusas, -me cago en mi vida-, no tengo excusas.
Acabo de ver mis propios videos y leer mis propios post. Autoantropofagía runeril díria yo. Autofeedback que dirían los gurus de los libros de autoayuda.
Un maraton de allá pa cuando y te crees corredor y un día, guardas las zapas y allí se quedan.
Os confesaré que la semana pasada se me rompió un cordón de mis botas de montaña y buscando en el armario...lo hice. Quite un cordón de las zapas y lo acople a las botas.
Me siento un pedazo de traidor sedentario.
Glub.
No es que uno fuese un superman en el pasado, pero la carrera de Rivas del domingo pasado, 10.000 metros en fila india, uno detras de otro que abultan lo suyo, me ha colocado en el infrapodium, en el pseudomundo del corredor, en esa minoría que duda de sí tendrá agua cuando llegue y no por que la organización no sea buena, sino porque a nuestra llegada apenas si quedan los barrenderos.
Los kilometros se han reducido drasticamente hasta hacerme llevar tres semanas a cero. El intenso esfuerzo que esta suponiendo mi vuelta al mundo académico, unido a la rutina laboral y el no poder abandonar mis obligaciones familiares, ha sido el preludio de un gripazo que no consigo curar y de mi pronto abandono del tan cacareado club. A la mierda.
Desde luego lo que he escuchado hoy a 
Aprovechando que estoy de Elrodriguez, me he embutido una camiseta y unas zapas (lo del embutir, no es metáfora, ni eufemismo, ni nada, es que estoy tela de gordo) y me he lanzado a la calle.
Cuando estudiaba, allá por el pleistoceno, siempre le decia a mi amigo y hoy mi socio, justo antes de entrar a los examenes : ¡A por ellos¡¡
Si al bueno de 
La culpa la tiene el cloro, obviamente, y desde luego la lectura del blog de 
Querido diario:
Ayer, como todo corredor, fui al fisio por primera vez, como una primera comunión. Cierto es que en aquella primera comunión de americana y camisa de cuello vuelto (siempre nos gusto el traje de civil en mi familia), me dieron una hostia, que no era ni de lejos la primera.
, Mapoma no ha dicho ni mu. Runners, corricolari, y resto de revistas especializadas no dicen nada en sus webs, mucho menos el ayuntamiento.
Pero nunca hablamos del momento mejor del maraton (para mí, que soy un poco rarito). La salida.
Chascarrillos aparte, 1:51:56 y una media de 5:11 (eso sí, el fore dice que hice 21,6 km) y un error enorme cometido. Me quedé sin gasolina. El hambre inmensa que sentí al cruzar la meta y la escena a lo emmanuelle que interpreté con el platano que nos daban, lo confirmaron, no llevaba fuel para tantas vueltas al circuito. Espero que el error me sirva para no volver a cometerlo.
Soy el propietario poco orgulloso de una hermosa hernia discal que, de cuando en cuando, se presenta de improviso, para quedarse unos dias entre nosotros, concretamente entre mi ultima lumbar y mi primera sacra, al modo del familiar pesado que se descuelga de repente con unas inesperadas vacaciones sin haber sido invitado.
Es muy temprano y como cada dia que hay carrera he madrugado (06:30) para desayunar tranquilamente, prepararme y pasar por el excusado, no sea que luego lo eche de menos.