Ay Filipides, capullín.....

Hablamos de la llegada al maratón y nos emocionamos intentando transmitir al que no la ha cruzado las mil y una sensaciones que nos supuso aquella vez, en esta o la otra ciudad.

Pero nunca hablamos del momento mejor del maraton (para mí, que soy un poco rarito). La salida.

En aquel día del 490 a.C, el pobre Filípides, contento seguramente por la victoria sobre los iraquíes (mas conocidos por persas o médas, por entonces), partió sin saber lo que le esperaba y sin disfrutar de tan delicioso momento, que para él, ignorante, era el ultimo.

Le tengo siempre en mis oraciones cuando salgo a correr. Filipides, al que todos llamaban Filipides dado lo difícil de buscarle un diminutivo que pasase a la historia con cierta dignidad, salió sin mirar atrás, con la cantidad de caballos persas que quedaron despedigados por Marathon, sin dueño y sin destino, a la conquista de la gloria y a jodernos la vida a todos lo que por unos u otros motivos, acabamos disfrutando de semejante gesta. 42 km corriendo hasta la extenuación física y la muerte.

Salgo por el parque y cruzo sin mirar a nadie, camino del cementerio de Getafe y pienso "...como tu, Filipides, gilipollas, que tambien ibas al cementerio sin saberlo, con la de jacos sueltos que debia haber ese día...", pero enseguida cruza una veinteañera en minifalda (en realidad lleva vaqueros de culo bajo) con sus tacones altos (chirucas casual) y me dedica una sensual mirada ("...mas despacio, tontolava") que hace que me distraiga.

Dentro de unos días, saltaré en una masa de gente, madrugadora como yo, en pantalon corto como yo, bajare mis gafas de sol y disfrutaré del momento. Del momento de la salida, un momento que solo se completa 4 o 5 horas mas tarde, un instante de 42 km, que comenzará y durante muchos minutos parecera no tener fin.

En ese momento, casi sin quererlo, recorreremos mentalmente los 42 puntos kilometricos y vomitaremos sobre  los 195 metros que la Gran Bretaña nos impone para mayor gloria y comodidad de su majestad.

Y volveremos a decir "Dios salve a la madre de la reina, la tenga en su gloria y sobre todo no la deje salir" Habrá comenzado el maraton.

Y yo pensaré "....Filipides, mamon, te podias haber cogido un caballo..."

NOTA 1: Os recomiendo el enlace al wikipedico Filipides, que me ha parecido de un delicioso digno de ser leído con copón de Carlos III Gran Reserva y un purito. Y si teneis tiempo pinchad en batalla de Maraton.

NOTA 2: No os sintáis agraviados por que insulte a vuestro mito Filipides, (que ni siquiera se llamaba así). Os juro por los miles de cadáveres persas que yacen sin reposo en la llanura de maratón que a mi llegada al arco de los 42195 gritare ¡¡¡Hemos vencido¡¡¡ como dicen que él hizo.